EL CAMINO DEL GUERRERO, LA CONCIENCIA
En el Instituto Internacional de Yoga Tibetano siempre hablamos y hacemos hincapié en los “3 venenos de la mente: la ira, el apego y la ignorancia”. Estos 3 venenos campan a sus anchas en nuestra sociedad y la corrompen generando sufrimiento y dolor en todos los seres que habitan nuestro planeta.
Una de las cosas que me enamoró del Yoga Tibetano de nuestro linaje (Jamyang Naldjor) es su simbología, el por qué y para qué realizo este ásana o movimiento. Antes de cada práctica, realizamos una reflexión sobre la simbología de la serie, recordamos su enseñanza y a continuación, a través del movimiento, integramos y aprehendemos la enseñanza.
Entre las primeras series que descubrí, una de ellas fue “La Conciencia del Guerrero”. Esta serie nos indica el principio del camino para liberarnos de la ignorancia, nos indica cómo podemos empezar a caminar hacia la dicha. La Conciencia del Guerrero nos invita a convertirnos en un verdadero Guerrero Espiritual y, como cualquier Guerrero, he de comenzar a observar y conocer “el campo de batalla” el samsara.
Observar todo lo que sucede en nuestro entorno y cómo eso está generando pensamientos (¿qué pensamientos?), emociones (¿cuáles?), y sentimientos (¿qué sentimientos?). Pero también me invita a ver lo que sucede a mi alrededor cuando yo actúo y me expreso, cuando digo o hago algo. Me invita a observar la reacción de los demás y a reflexionar sobre ello.
La Conciencia del Guerrero me dice que he de aprender a controlar la energía del Guerrero, esa energía que cuando se descontrola me puede volver un ser iracundo o, cuando no la cuido, me puede volver un ser inseguro, apocado, temeroso…La Conciencia del Guerrero me dice que el principio del camino es identificar y controlar los venenos de la mente, que son mis verdaderos enemigos.
Tal vez sea recomendable comenzar a descubrir cómo, cuándo y dónde surge la contrariedad, el enojo, el enfado, el cabreo, la ira o la furia… son todos ellos distintos grados de la misma energía descontrolada. Podemos empezar a trabajar con la ira pues es uno de los venenos más burdos y a la vez más destructivos y dañinos. Si no aprendo a identificar las señales que surgen en mi cuerpo y en mi mente antes de que me embargue la emoción, puede suceder que diga o haga algo de lo que después me arrepienta. ¡Con un momento de ira puedo destruir una larga relación laboral o familiar para siempre!.
La Conciencia del Guerrero es el principio en el camino del autoconocimiento para liberarme de la ignorancia, para liberarme del sufrimiento. Se podría resumir en dos palabras: identificación y control. Es decir, identificar cuándo, cómo y por qué surgen esos venenos en mi interior. Como dije anteriormente podemos empezar a identificar el enojo para después aprender a controlarlo. Controlarlos para que no hagan daño a nada ni a nadie pero expulsarlos hacia el universo, no hacia otra persona o ser, porque si los mantengo en mi interior acabarán haciéndome un enorme daño, por eso he de expulsarlos hacia el universo. He de aprender qué es lo que puedo hacer y qué me sienta bien para poder liberar esa energía sin dañar a nadie ni a nada, he de generar momentos de autocuidado.
Una vez he aprendido a identificar y controlar esos venenos, llega el momento de transformarlos y eliminarlos por medio de la potenciación de las virtudes. Virtudes como la compasión, la fortaleza, la generosidad, la paciencia, la humildad… y eso lo hacemos en la serie de “Las Armas del Guerrero”. Una preciosa práctica en la que por medio de cuatro armas de mano aprendemos como ir poco a poco transformando esa energía nociva en algo positivo para todos. Pero de ello hablaremos, tal vez, en un nuevo escrito…
Segundo Rego / Trapa Dorje
Profesor y Formador de Yoga Tibetano